Carlos y Ana son una pareja de Madrid que decidió hacer un viaje diferente este verano. En vez de ir a la playa o al extranjero, optaron por alquilar una autocaravana y recorrer los Picos de Europa, un parque nacional que abarca las provincias de Asturias, Cantabria y León.
"Nos apetecía hacer algo distinto, más en contacto con la naturaleza y con menos aglomeraciones. Además, queríamos reducir nuestra huella ecológica y viajar de una forma más sostenible", explica Carlos, que trabaja como ingeniero informático.
Ana, que es profesora de primaria, añade que la autocaravana les dio mucha libertad y flexibilidad para organizar su ruta. "No teníamos que reservar hoteles ni restaurantes, podíamos dormir donde quisiéramos y cocinar nuestra propia comida. También podíamos cambiar de planes sobre la marcha si nos apetecía ver algo nuevo o nos encontrábamos con algún imprevisto", dice.
Los viajeros empezaron su recorrido por el lado asturiano de los Picos de Europa, donde visitaron el emblemático santuario de Covadonga y el lago Enol. Después, se adentraron en el parque nacional y disfrutaron de las espectaculares vistas desde el mirador del Naranjo de Bulnes, una de las cumbres más famosas de la zona.
"Fue impresionante ver el pico desde tan cerca, parece que se va a caer encima de ti. Nos quedamos un buen rato contemplando el paisaje y haciendo fotos", recuerda Carlos.
Otro de los lugares que más les gustó fue el desfiladero de la Hermida, una garganta de más de 20 kilómetros que atraviesa el río Deva y que forma la frontera natural entre Asturias y Cantabria. "Es una maravilla de la naturaleza, parece que estás en un cañón del lejano oeste. La carretera es muy estrecha y hay que ir con cuidado, pero merece la pena", asegura Ana.
En Cantabria, los viajeros se detuvieron en Potes, la capital de la comarca de Liébana, donde degustaron el típico cocido lebaniego y el orujo, un licor de hierbas. También visitaron el monasterio de Santo Toribio de Liébana, donde se guarda el Lignum Crucis, el trozo más grande que se conserva de la cruz de Cristo.
"Nos sorprendió mucho la historia y la belleza del monasterio, es un lugar muy especial y con mucha devoción. Nos dijeron que cada año acuden miles de peregrinos a venerar la reliquia", cuenta Carlos.
El último tramo de su ruta les llevó por el lado leonés de los Picos de Europa, donde pudieron admirar los lagos de Riaño, un embalse rodeado de montañas que ofrece una imagen de postal. También hicieron una parada en el pueblo de Caín, donde empieza la famosa ruta del Cares, un sendero que discurre por el corazón del parque nacional.
"No pudimos hacer la ruta entera porque es muy larga y se necesita un día completo, pero hicimos un trozo y nos encantó. El río, los puentes, las rocas, todo es muy bonito y se respira mucha paz", dice Ana.
Después de dos semanas de aventura, Carlos y Ana regresaron a Madrid tras disfrutar con la autocaravana y con un montón de recuerdos imborrables. "Ha sido una experiencia increíble, hemos visto lugares maravillosos, hemos aprendido mucho y hemos desconectado de la rutina. Lo recomendamos a todo el mundo que quiera hacer un viaje diferente y sostenible", concluyen.